Todas las mañanas Zahra se levanta a las 3:30 para ir al colegio. Desayuna y comienza a caminar hacia la escuela, pues tiene que recorrer diez kilómetros hasta llegar. Zahra, como está Palestina, lleva un velo que le tapa toda la cara; ella lo odia, piensa que para lo único que sirve es para molestar a las mujeres, pero hay que llevarlo, si no... mejor no hablar de ello.
Entra a clase a las 8 de la mañana.
Cuando llega a la escuela se sienta, pero no en una mesa, pues esas solo las usan los niños, ella se sienta en el suelo, apoyándose en una tabla.
Comparte libros con sus compañeras, pues su familia no tiene suficiente para comprarlos. Todos los días acaba con mucho dolor de espalda, porque tiene que permanecer 7 horas sentada. El recreo es en una plaza que hay al lado del colegio, las niñas y los niños tienen prohibido jugar juntos. A las 3 se va a casa y no llega hasta las 4 y media, come por el camino. Por la tarde no hay clase para ella pero si para otra clase.
Al día siguiente no fue al colegio porque tenía que cuidar a sus hermanos pequeños y ayudar en casa, a ella la gustaba mucho ir al colegio, porque veía a sus amigas.
La mayoría de veces no podía hacer los deberes pero, como no solía ir a la escuela no la castigaban.
Sus padres creían que la escuela no es importante para las niñas, pero si para los niños, porque ellos podrían convertise en médicos o algo así, pero las niñas solo sirven para ocuparse de la casa.
Traviesa
Esta era una niña muy traviesaque se subía encima de las mesas
Trepaba, y trepaba
y con su madre se topaba,
la reñía y la niña reía,
la castigaba y se reía a carcajadas,
la madre se desesperaba.
Un día,
después de tal tiranía
destrozó el jardín de su tía,
la madre explotó y dijo:
-Se acabó, ésto no lo aguanto yo.
Al día siguiente llegó una carta,
tan grande como una pancarta,
que decía que la niña parecía abuela,
y que se aprovechaba más que una sanguijuela.
La niña no escuchaba música,
se estaba volviendo una rústica,
la madre estaba extrañada,
¿Cómo iba a estar su hija calmada?
Ahora que tenía una hija normal,
quería una que sembrara el mal.
Al norte de África
¡Hola! Me llamo Zoila y tengo 12 años. Tengo 4 hermanos, se llaman: Neytiri, Masulat, Tandre, y Haytimy.
Todos los días me levanto a las 5:30 para ir a trabajar, a veces desayuno o a veces no, mi trabajo es vender cosas a los turistas, como por ejemplo: pulseras, pañuelos... o cosas por el estilo. Los turistas casi nunca me compran nada, y si lo compran es solo por pena. Lo único que saben hacer con su dinero es exhibirlo comprándose cosas caras que luego no usan. En un día bueno de trabajo, puedo ganar unos 2 dirhans, lo que es muy poco, y entre toda mi familia unos 8 y medio.
Cuando llego a casa como depende de cuanto dinero hallamos ganado, hay veces que solo comemos pan. Después vuelvo a trabajar pero esta vez voy a pedir dinero entre los coches, a un hermano mío una vez lo atropellaron y murió, lo echo de menos, pero que se mueran los niños aquí es algo muy normal.Mi madre murió en el parto, por lo que solo nos cuida nuestro padre y hay veces que no nos cuida muy bien debido a su trabajo de militar.
Cenamos toda la aldea junta, alrededor de un fuegos en el que cocinamos y nos da calor.
A mi me gustaría ser una niña que pudiera ir al colegio, no trabajar, quejarse porque una comida no le gusta... en definitiva, me gustaría que mi familia tuviera dinero, de forma que probablemente mi madre y hermano no hubieran muerto.